lunes, 30 de abril de 2012

Una casa...

Una casa en la que viví y soñé, en la que hice mucho y poco y nada.  
Una casa en la que sembré naranjos y puse nidos, para que estuviera llena de pájaros. 
Una casa en la que, aún muy joven, puse todas mis esperanzas.

Una casa no es nada, no es una despensa llena, ni un sitio hermoso.
Una casa no es (no puede serlo) el ánimo, la determinación de uno sólo.
O hay dos voluntades o no hay ninguna.  O existe una voluntad colectiva, 
o una casa es nada.  Es peor que nada.  Es la soledad duplicada.

Una casa donde fui, finalmente, el más infeliz de los hombres.

Ya habrá casa para mí, donde sea...  sólo quería mostrarla.

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